Meknes, gloriosa e histórica.

La ciudad Ismaelita, privilegiada por la diversidad de sus ventajas geográficas. Meknes, punto de paso obligado entre las llanuras atlánticas y las mesetas del Oriental, entre el Atlas Medio Septentrional y las colonias pre-rifeñas.

Ciudad Imperial de Marruecos que mezcla el esplendor histórico, la suavidad de vivir y los sabores auténticos. Meknes encanta y cautiva por sus amplias defensas, sus palacios imponentes, sus Kasbahs, sus mezquitas, sus madrazas… una verdadera obra para los amantes de la historia. Además, la fertilidad de su suelo hace que el sabor de sus frutas sea el mejor de todo el Reino.

  1. Historia de Meknes
  2. Lugares emblemáticos de Meknes
  3. La Medina de Meknes
  4. Artesanía y tradición
  5. Actividades en Meknes

Historia de Meknes

Fundada en el siglo X por la tribu Zenetes Meknasa atraídos por la fertilidad de sus tierras y la abundancia de agua. Conquistada por los Almorávides, fue al principio un lugar militar que se fue desarrollando con la dinastía Almohade y con Merinídes. A final del siglo XVII tuvo un auge extraordinario con Mulay Ismail.

Su primer palacio, Dar el Kbira, tiene dos mezquitas y más de veinte casas. Dar al-Makhzen presenta una magnífica perspectiva de soportales a cielo abierto. El mausoleo de Mulay Ismail es una medida de la grandeza del sultán.

Lugares emblemáticos de Meknes

Atravesada por el río Boufekrane, dos mundos se miran para contar la historia de Meknes. Bab Mansour Bab y Berdaine, dos puertas que hacen de esta ciudad la capital de las puertas hermosas.

  • Bab Mansour. La magnífica, según la describió Pierre Lotti “las rosetas, estrellas, enredos, líneas quebradas, combinaciones geométricas que desvían los ojos como un juego rompecabezas pero que demuestran siempre el gusto, el más ejercitado y el más original, se acumularon aquí, con miríadas de pequeños pedazos de tierra esmaltada…para romper el aburrimiento de esas altas defensas”. Actualmente acoge una galería de arte.
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  • Bab Berdaine. Concentró todos los intercambios comerciales y diplomáticos con el Norte y con el extranjero. Es una puerta digna de los barrios reales.

Heri Souani data de la época de Mulay Ismail y se dice que albergaba hasta 12000 caballos, aunque también era un lugar de almacenamiento de los productos alimenticios. Las vistas que ofrece de la cuenca del Agdal y de toda la ciudad imperial son espectaculares.

La Cuenca del Agdal era una gigantesca reserva de agua potable que irrigaba el harem y los jardines. El Mausoleo Mulay Ismail es uno de los pocos monumentos religiosos abierto a los no musulmanes. Aquí se encuentran las tumbas reales de la familia de Mulay Ismail y la suya.

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La medina de Meknes       

Aunque las medinas forman parte de los lugares emblemáticos de las ciudades, la de Meknes merece mención aparte.

Edificios que desafían el tiempo, murallas que se extienden sobre cuarenta kilómetros de longitud, perforadas por veinte puertas fortificadas, torres y bastiones. Las puertas son obras de arte y los zocos ofrecen un viaje pintoresco e insólito.

La plaza Al-Hédim square es el punto de partida para descubrir la medina. El lado meridional de la plaza es bordeado por un mercado de alimentos cubierto, donde abundan las aceitunas, limones confitados, especias, menta…

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Dar Jamai, con estilo hispano-morisco y construido alrededor de un magnífico jardín andaluz. Una muestra perfecta de la riqueza de las viviendas de las familias marroquíes en el siglo XIX. Situado al borde de la plaza Al-Hédim y de la medina, es ahora el museo regional de la etnografía.

La Calle Nejjarine da acceso a la mayoría de los bazares. Los artesanos están en pequeños tenderetes alineados a lo largo de los callejones donde la actividad sigue siendo intensa.

La Madraza Bou Inania es una obra maestra que fue construida según los planos clásicos de la escuela coránica: patio central con pilón rodeado por una galería y de una sala de oración. Las paredes de patio tapizadas con zelliges, estuco cincelado y magnificas esculturas en madera de cedro.

Artesanía y tradición

Con más de 50000 artesanos, Meknes perpetúa conocimientos técnicos ancestrales. Posee un sello auténtico y específico en el arte de la madera tallada y pintada, del tejido, del hierro o del cuero. El damasquinado en Marruecos es exclusivo de la ciudad de Meknes. Consiste en incrustar en el metal hilos largueros de cobre, en plata o en oro.

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La música rica y variada también forma parte de la riqueza artística de Meknes. El Malhun es la música favorita de los habitantes. Ha sido influenciada a través de los siglos por los ritmos de la música andaluza y canciones populares.

Conocida como “el castillo de agua de Marruecos” y tierra forestal, de pastoral y agrícola, Meknes supo hacer de su producto local un producto estrella en la región.

Famosa por su aceite de oliva, sus vinos, su cultura de palmera datilera, sus caballos o sus truchas.

Actividades en Meknes

El golf tiene gran carga histórica con el Real Golf de Meknes. Este campo de golf propone un recorrido de 9 hoyos y está abierto de noche y de día durante todo el año.

Para los amantes del senderismo o de los paseos interminables, Meknes es amiga de todas las temporadas. Revela colores nuevos, bosques milenarios, lagos y fuentes de agua inagotables.

Ciudad de los Reyes, posee uno de los más bellos Haras del país. Unos 150 sementales permanecen allí, pura raza árabe, barbas y árabe-barbas, para los apasionados de la equitación.

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