El corazón histórico de Rabat es pacense: la Kasbah de los Oudayas

En la atlántica ciudad de Rabat, ese rincón del norte de Marruecos que mira al océano, descubrimos un barrio que no pasa precisamente desapercibido. Es la Kasbah de los Oudayas. Rodeado de murallas y repleto de empinadas y estrechas callejuelas, este pequeño goza de la banda sonora de unas olas que rompen con los diques del puerto, algo que le hace un paraje único.

Si queremos conocer el origen de este barrio tan especial tenemos que remontarnos al siglo XII cuando los almorávides construyeron en el punto más alto de la ciudad un refugio con la capacidad de defenderse de cualquier ataque proveniente de los almohades. Aunque el barrio que queda no es el de los almorávides, ya que los almohades consiguieron derribar el campamento que los primeros construyeron, fue reconstruido por los segundos dotándolo también de un palacio y de la mezquita Jammaa-Al-Atiq, la más antigua de la ciudad.

Lo más curioso de este barrio es la historia que aconteció después al barrio. Tras siglos de olvido por parte de las civilizaciones posteriores, en el siglo XVIII volvió a revivir. El esplendor de la Kasbah de los Oudayas es su origen andaluz y extremeño. Cuando los últimos moriscos de la península fueron expulsados por el rey español Felipe III encontraron en Rabat un refugio de salvación y un lugar en el asentarse tras la masacre. Así, la gran mayoría de los nuevos inquilinos del barrio provenían del pueblo de Extremadura, Hornachos, concretamente de Badajoz, quienes formaron en la kasbah una república independiente.

Durante este mismo siglo, antes de la llegada de los moriscos extremeños y andaluces, una tribu procedente del Sahara, puso el nombre a la kasbah. Los oudayas, como así se llamaban, se establecieron en el reinado de Mulay Ismail y se protegieron allí para evitar el ataque de otras tribus.

Conociendo un poco más sobre la historia de este rincón de Rabat, la característica muralla que la rodea proviene del siglo XVI, aunque tan sólo una parte. La otra parte fue realizada por Mulay Rachid.

Una de los puntos más bellos de la Kasbah de los Oudayas es la puerta que posee el mismo nombre del barrio. Decorada al más puro estilo árabe con decoraciones como si de una joya de la época almohade se tratase, merece la pena atravesarla porque es como entrar en otra dimensión. Lo que también hace a este barrio único en la zona es, además de sus impolutas y antiguas casas, los colores con las que están pintadas. Los colores azul y blanco son parte de la herencia de la arquitectura de las casas en Andalucía que sigue perdurando en este auténtico barrio de Rabat.

Todos estos elementos te permiten viajar en el tiempo cuando atraviesas sus calles. Aunque uno de los impedimentos es la facilidad que tiene para perderte, la Kasbah de los Oudayas te permite contratar guías para que te enseñe los rincones y miradores más encantadores y auténticos del barrio. Sin embargo, para evitar sorpresas, es recomendable fijar el precio antes de la visita porque algunos suelen aprovecharse de los turistas. Salvo por este motivo, la Kasbah de los Oudayas es un destino magnífico si queréis conocer el corazón histórico y cultural de Rabat.

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