La torre «hermana» de la Giralda se encuentra en Rabat
Este minarete, o intento de ello, corresponde a uno de los iconos de la ciudad de Rabat. Su historia es obra de la ambición de un sultán que a toda costa pretendía construir la mezquita más grande del mundo después de la de Samarra en Irak.
El precursor del proyecto fue, allá por el siglo XII, el sultán almohade Yaqub al-Mansur, un líder de esta poderosa familia, quién pretendía, contra viento y marea, levantar a imagen y semejanza, un minarete como el de la Koutoubia de Marrakech y la Giralda de Sevilla. Queriendo superar, además, la belleza de la Gran Mezquita de Córdoba. Sin embargo, el sultán murió sin ver acabado su gran proyecto y, en consecuencia, este se paralizó, quedando la construcción a medias. Por esta razón, y por los saqueos, incendios, el terremoto de Lisboa en 1755 y demás sucesos, actualmente el minarete que se levanta frente al Mausoleo de Mohamed V, está a la mitad, al igual que las columnas que soportarían el techo de la supuesta mezquita. La torre debía haber medido 60 metros, pero se quedó en los 44.
Tanto la Torre Hassan, como es conocida actualmente este minarete, como el Mausoleo de Mohamed V, se encuentran situados en lo alto de una colina, por lo que desde cualquier punto de Rabat siempre pueden divisarse. El mausoleo fue el primer rey de Marruecos independiente y en este, también está enterrado su hijo y el hijo de este, Hasan II.
La construcción, que quedó en el olvido, hoy es un enclave de interés turístico en la ciudad de Rabat. Un bosque de columnas de diferentes alturas y es entretenido surcar durante su visita cada una durante un bello paseo por poder divisar desde la altura Rabat desde arriba con vistas al océano Atlántico.
Pero, ¿qué hay en el interior de la torre de Hassan II? Este símbolo tan llamativo de la capital marroquí construida con arenisca de color rojo, dentro de ella en vez de escaleras esta torre tiene rampas, al igual que la Giralda, con el fin de que el almuédano, persona que hace la llamada de la oración, pudiera subir en un caballo hasta lo alto del minarete.
Es un destino obligatorio si visitas Rabat, ya que sus grandes dimensiones, aunque inacabadas, realmente te sorprenderán. Además, las historias que esconde cada columna y la visita al Mausoleo hará de tu visita una increíble experiencia que aumentará tu conocimiento sobre la historia de esta ciudad y de la cultura marroquí.