El funeral musulmán: ritos y curiosidades
La medina de Fez está rodeada por dos cementerios que pueden divisarse desde cualquier lugar elevado. Estos ocupan dos lomas montañosas y sus tumbas grabadas se sitúan en posición hacia La Meca. No obstante, uno de ellos es conocido como el cementerio de la puerta de El-Marhuk, que quiere decir “La puerta del quemado”.
La disposición de sus lápidas parece ser fortuita, pero en realidad posee una explicación ya que se orientan hacia La Meca. Además, aunque el diseño de sus tumbas no se asemeja a los cementerios españoles, su belleza austera hace que en los cementerios musulmanes se respire culto, fe y sobriedad.
En este cementerio está enterrado Lisan al-Din ibn al-Jatib, un poeta, escritor y filósofo andalusí cuyos poemas recubren las paredes de la Alhambra de Granada. Aunque era de Loja (Granada), residió durante mucho tiempo en Fez sirviendo al gobierno de los Benimerines, lo que desencantó al sultán nazarí Muhammad V y mandó capturarlo al haber sido su acompañante y protector. Por esta razón, fue asesinado en la ciudad de Fez, cuyo cuerpo fue enterrado en este cementerio de Bab al-Mahruk, en el cual, un día después, se exhumó el cuerpo del intelectual y su cadáver fue calcinado. La incineración para los musulmanes era en el siglo XIV y sigue siendo una de las mayores decepciones, porque se dice que en cenizas es imposible alcanzar el paraíso.
Así, la puerta que atraviesa la muralla que da al cementerio se conoce como bab Ibn Al-Jatib o “puerta de Al-Jatib”, y divide la ciudad de Fez entre este lugar de culto como es el cementerio Bah Mahrouk, y el trajín de la ciudad de Fez.
Este cementerio está abierto al público y se permite hacer fotos.
¿EN QUÉ CONSISTE EL FUNERAL MUSULMÁN?
El funeral musulmán es una tradición generalmente desconocida, pero que, guarda un amplio interés cultural que se hace imprescindible para conocer esta cultura y acercarte a ella un poco más. Se basa en las enseñanzas del Corán que constan de una serie procedimientos: lavado del cadáver, amortajamiento, ceremonia religiosa con oración y honras y finalmente el entierro.
La relación de la religión islámica entre el cuerpo y el alma es muy estrecha, y a la vez antagónica. Cuando un ser querido muere, sus familiares tienen que proceder a su entierro rápidamente, para que el alma pueda liberarse del cuerpo lo antes posible. Sin embargo, antes de enterrarlo, el fallecido tiene que ser lavado un número impar de veces, 1, 3, 5… Si es un hombre, el lavado tiene que hacerlo un grupo de hombres, y si es una mujer, lo hacen mujeres. Esta parte del proceso incluye un orden preciso del lavado del cuerpo y el último baño debe realizarse con perfume o almizcle.
Después de esto, se procede a envolver al fallecido en tela blanca, y tres días después es enterrado. El mismo día de su entierro se realiza una oración conjunta en una mezquita, basada en cantos y rezo del Corán con los seres queridos del fallecido. Antes, durante o después de esta ceremonia, los amigos y conocidos suelen llevar comida a los familiares del fallecido como muestra de respeto y apoyo.
Los ataúdes que se utilizan para trasladar al fallecido son de madera pero a la hora del enterramiento este se retira y el fallecido queda en pleno contacto con la tierra. Cuando se recubre completamente, el proceso de enterramiento se completa colocando una lápida de mármol plana grabada sólo con escritura árabe porque la decoración como esculturas o flores no están bien vistos.
Una vez que se entierra el cuerpo en un cementerio musulmán se suele visitar la tumba unos días específicos como el tercero, el noveno y 40 días después del fallecimiento.
Para la religión musulmana, la muerte es el comienzo de otra fase de existencia en la que desde la vida se accede a otra vida posterior.