Dormir en el desierto: por qué es una experiencia que no te puedes perder

Dormir fuera es algo que gusta a todos si es durante las vacaciones. Significa alejarse de la cotidianidad, la rutina y la vida normal para darse un capricho. Sentirse otra persona lejos de casa genera endorfinas, esa sensación que tenemos cuando estamos disfrutando de nuestras vacaciones.

Dormir fuera está dentro de la novedad del viaje siendo una pieza fundamental para determinar, por lo tanto, si nuestro viaje ha sido bueno o malo. Si hemos estado cómodos o no en la estancia depende de nuestro descanso. Sin embargo, si el sitio es una maravilla, todo lo demás deja de importar. A la hora de elegir un viaje solemos centrar nuestra atención en la elección de las actividades que vayamos a hacer, la cercanía a los lugares a visitar, el precio y otros valores que se tienen en cuenta en este sentido. Pero, ¿qué ocurre cuando el lugar de descanso supera a todo lo demás?

En efecto, hablamos del desierto. De las múltiples actividades y planes que podemos hacer en Marruecos, poco se habla de la autenticidad y la belleza que es dormir en el desierto. Entre los desiertos de Marruecos en los que se puede dormir Erg Chebbi es una gran opción.

Este desierto de dunas rojizas y grandes es el más visitado de Marruecos y también el que está más cerca de la zona no desértica del país. Quizá pasar allí más de dos días no tenga sentido. En el desierto más allá de fotografiar el espectacular paisaje y montar en camello por sus increíbles dunas de hasta 150m , este emplazamiento no ofrece mucho más ocio, sin embargo, es obligatorio pasar al menos una noche del viaje en una de las jaimas que se levantan en determinados puntos del desierto.

Descansar a la intemperie no es una buena idea por las bajas temperaturas que suele alcanzar el desierto por la noche y eso los bereberes lo saben. Por esta razón existen las jaimas. Son unas instalaciones de origen nómada, pequeñas de madera o de mampostería recubiertas por telas o alfombras que aislan el interior de estas de las severas condiciones meteorológicas del desierto como son el viento o el frío.

Su estancia en ellas será una experiencia que no podrás olvidar. La sensación se asemeja a dormir en una tienda de campaña en medio del bosque. La única diferencia es que no hay árboles y lo que escuchas es el murmullo de viento al mover la arena y el respirar de los camellos (si hay cerca). Un silencio único en el mundo que todo detalle que te cuente será poco. Lo mejor es experimentarlo tú mismo. Además, desde el desierto, antes de dormir, una experiencia increíble es también ver las estrellas, un espectáculo de la naturaleza digno de ver.

Sobre los precios, estos dependen de lo que te quieras gastar. Hay muchas jaimas tradicionales y otras de lujo. Las más pequeñas dentro de ellas sólo tienen la cama y otras cuentan con incluso baño y hasta aire acondicionado.

Para aquellas más humildes, no os preocupéis, tendréis todos los servicios cubiertos ya que se encuentran contiguas a un albergue con servicios de comedor, aseos con agua, wifi… e incluso una piscina… sí, ¡una piscina en el desierto! Pero si quieres tener una experiencia más auténtica algunas no cuentan con ninguna fuente de energía, ¡eso ya es cosa de gustos!

Hay jaimas dependiendo de los bolsillos y las preferencias de cada viajero, abiertas a todo aquel que desee disfrutar de un ambiente mágico y una experiencia única.