Meknes, dos puertas al mundo
Entre las montañas del Medio Atlas, como si de un secreto se tratase, Meknes es una auténtica sorpresa para el turista que contempla como se erige entre los tonos verdes del valle que la acoge. Así lo muestra también su historia, que pese a ser extensa y gloriosa, pervive en el ambiente sin hacer mucho ruido, en medio de la calma y la tranquilidad que caracterizan a la ciudad, siendo consciente de que al margen de las otras ciudades imperiales, Meknes posee una belleza única, callada, consecuencia del contraste y el tiempo, algo que solo puede entenderse recorriendo sus calles.
Concebida en torno al siglo VII como una fortaleza y fundada como ciudad en torno al siglo X por la tribu bereber Meknasa, Meknes vivió su época de esplendor bajo el dominio del sultán Mulay Ismail, que la convirtió en capital durante el siglo XVII. Fruto de ese pasado dorado, al igual que la división que produce el río Boufrekane, que separa la ciudad antigua de la ciudad nueva, la ciudad quedó a expensas de dos maravillas diferentes: Bab el Mansour y Bab Berdaine.
BAB EL MANSOUR
Bab el Mansour es la puerta más grande de Marruecos y fue mandada construir por Moulay Ismail en 1672. No obstante, la construcción de dicho monumento finalizó bajo el mando de su hijo Mulay Adallah en 1732, hecho que desmitifica la leyenda que sostiene que al terminar la puerta, Mulay Ismail le preguntó al arquitecto si podía hacerlo mejor y este afirmó que sí, razón por la cual fue ejecutado.
Fuera como fuese, Bab Mansour posee un atractivo inigualable, incapaz de dejar indiferente al viajero, como muestra que incluso el escritor francés Pierre Loti describiera así lo que había visto con sus ojos: “las rosetas, estrellas, enredos, líneas quebradas, combinaciones geométricas que desvían los ojos como un juego rompecabezas pero que demuestran siempre el gusto, el más ejercitado y el más original, se acumularon aquí, con miríadas de pequeños pedazos de tierra esmaltada…para romper el aburrimiento de esas altas defensas”. En la actualidad, la puerta sirve de galería de arte, por lo que para entrar a la ciudad se utiliza una puerta lateral.
BAB BERDAINE
Bab Berdaine, por su parte, también es una de las edificaciones que corresponden a Mulay Ismail, que quiso hacer de Meknes una ciudad gloriosa. De hecho, la puerta posee su nombre por los comerciantes que pasaban por la zona, dado que Bab Berdaine ha sido siempre un lugar donde se han firmado acuerdos tanto comerciales como diplomáticos con el extranjero. Asimismo, la puerta controla desde su posición privilegiada el norte de la Medina y posee dos torres almenadas, una a cada lado.