El palacio Bahía, vivo y auténtico dos siglos después
Cerca de la madraza Ben Youssef, y a 900 m de la plaza Jemaa el Fna, podemos encontrar el palacio de Bahía o, “palacio de la bella”, uno de los edificios más visitados de Marrakech. Para llegar a este, no hace falta más que dar un paseo atravesando la calle Rue Riad Zitoun el-Jdid por la cual se llega directamente.
RESIDENCIA DE PODEROSOS VISIRES
El palacio de la Bahía fue construido a finales del siglo XIX con el propósito de ser el mayor palacio jamás levantado. Este comprende 2.108 m² y dentro alberga un patio de 709m². Su construcción duró más de una década bajo las órdenes de Abdelaziz Si Moussa, visir del sultán Hassan I de Marruecos; llegando a ser el palacio más grande y lujoso de Marruecos.
Este palacio fue la residencia del gran visir Ahmed Ben Moussa, hijo de Si Moussa, junto sus 4 esposas y harén de 24 concubinas. Se dice que el nombre del palacio fue adjudicado por Ben Moussa con motivo de su amante preferida; de ahí el nombre de la bella o la brillante. El hecho de que el palacio solo esté estructurado en una planta baja, se dice que podría ser debido a la obesidad que este padecía.
UNA OPORTUNIDAD PARA VIAJAR AL PASADO
Cuando murió el visir, sus familiares y el sultán se hicieron con todo lo que había en el palacio. Aun así, aunque las estancias del palacio se encuentren vacías, dedicar unos minutos a contemplar la decoración de las paredes y techos es un ejercicio obligatorio; los patios, paredes y techos son la máxima expresión de arquitectura y ornamentación al estilo marroquí, combinando la esencia andaluza y árabe. Más tarde, y después de su desalojo, se convirtió en la sede principal del protectorado francés, donde residió el militar francés Louis Hubert Lyautey.
Recorrer los salones visitando los lugares donde hacían vida, te hará recrear cómo había podido ser la vida en este palacio. Entre todas las cámaras destacan la Sala del Honor, aquella con mayores dimensiones, o la Sala del Consejo. Si te quedas frente al lugar donde había estado la chimenea, o si atraviesas las preciosas puertas que conserva la estancia, aún es más fácil transportarse a la época en la que el palacio estaba habitado por el visir Ben Moussa, sus mujeres y sus criados.
Decoración moucharabieh, madera de haya y cedro, esculturas, vidrieras, azulejos, estuco, mármol… Todo el edificio se colorea de unos tonos únicos que juegan con los claroscuros y los relieves, haciendo que este palacio brille con luz propia.
MÁS SOBRE EL PALACIO BAHÍA
Actualmente el palacio es visitable y, en ocasiones, es escenario de conciertos de música árabe-andaluza y exposiciones artísticas. Hay una zona restringida debido a que los familiares del rey Mohamed VI, en ocasiones, escogen el palacio Bahía como hospedaje.
Si habiendo visitado el palacio sigue habiendo más ganas de seguir disfrutando de esta famosa joya arquitectónica, el palacio cuenta, además, con unos jardines que, para muchos visitantes, pasan desapercibidos tras contemplar la gran belleza que posee el palacio en su conjunto.
Su horario de visita es de 9:00 a 17:00 horas, todos los días de la semana y su precio son 10 dirhams; una experiencia inolvidable por un euro que es imprescindible si visitas Marrakech. Contratar un guía será una inversión de la que no te arrepentirás; así, la visita se hará más interesante al conocer todas las historias que se esconden tras las paredes de este Palacio Bahía, protagonizadas por el temido y poderoso visir Ben Moussa y sus esposas.