Un recorrido hacia la relajación y la purificación: el hammam o baño árabe en Marruecos
Si recuerdas el uso y la importancia de las termas en la civilización romana, los musulmanes, como herencia, también rinden culto al cuerpo en estos lugares como una práctica de purificación. En la cultura musulmana a los baños árabes se les llama “hammam”, un lugar cuyo fin es relacionarse y pasar un momento placentero cuidando el cuerpo.
El agua es un símbolo muy utilizado en la cultura árabe debido a su representación como símbolo de fe. El agua, además de para el baño, es utilizada como elemento decorativo por los musulmanes ya que es considerada como un “don divino” que apela a la sabiduría y a la pureza.
Por ello, además de para su uso recreativo, las ocasiones especiales también suelen ir acompañadas de este elemento tan venerado, como por ejemplo, el hammam también se convierte en el escenario para celebrar el nacimiento o el matrimonio. Sin embargo, el hammam también es frecuentado por norma general entre los árabes debido a que, aún muchos marroquís no cuentan con duchas o agua caliente en sus casas. Es por ello que estos suelen acudir al hammam una vez a la semana.
¿Qué suelen hacer los marroquíes cuando asisten al hammam? Después de haberos puesto en situación en cuanto al especial significado del hammam os preguntaréis cómo funciona y si tiene diferencias con el baño turco. La respuesta es sí. Estos baños, que se caracterizan por su caliente agua que favorece a la circulación de la sangre, comparten fuego con un horno de pan que suele haber cerca de estos baños con el fin de compartir recursos. El hammam se estructura en una correlación de espacios en los que el bañista debe ir sumergiéndose a temperaturas diferentes.
La ruta del hammam comienza en una habitación caliente y ahí comienza la primera limpieza para quitarse la parte más superficial de la suciedad. Después se pasa a la sala caliente en la que la piel tiende a sudar y los poros se abren con el fin de que se expulse la suciedad. Más tarde, en la segunda habitación caliente se realiza un lavado más profundo haciendo uso del guante exfoliante por todo el cuerpo para eliminar las toxinas muertas. Puede que alguien se ofrezca a limpiarte la espalda, un gesto muy común en estos espacios. Por último, se completa el recorrido con una sala fría en la que enjuagarse y volver a la temperatura ambiente.
Las prácticas del hammam pueden ser ejercidas entre los asistentes o utilizando la ayuda de los trabajadores, dependiendo del precio que estés dispuesto a pagar. En Marruecos, se pueden encontrar tres tipos diferentes de hammam. Por un lado está el hammam de barrio, que es frecuentado por los vecinos de un barrio determinado y cuyo horario está diferenciado entre mujeres y hombres; por otro lado encontramos el hammam particular, que es utilizado por los propietarios de la casa exclusivamente y, por último, el hammam turístico, al que no suelen acudir los vecinos y está enfocado a la demanda de visitantes.
Una visita al hammam será una experiencia inolvidable debido a la ausencia de estas prácticas en los países occidentales. Llama la atención la importancia que recibe en las zonas árabes cuya diferencia radica en las diferencias sociales. Aunque al principio les resulte algo incómodo, al terminar el recorrido me daréis la razón en que encontraréis una sensación de relajación única que, acompañado de un buen té marroquí y un masaje, ya querréis volver a empezar de nuevo.