Chefchaouen, vivir dentro en una postal
Chefchaouen es una pequeña ciudad situada en la Cordillera del Rif a unos 660 m de altitud. El pueblo llama inmediatamente la atención del viajero por su gama de tonalidades azules que se entremezclan en una combinación relajante y fotogénica. Es un pequeño paraíso que merece una escapada corta para respirar aire puro o perderse por sus angostas calles.
El término “chefchaouen” en bereber significa “mira los cuernos”. El nombre es debido a la situación de la ciudad, a las faldas de los montes Tisouka (2.050 m) y Megou (1.616 m), que se elevan por encima del pueblo como dos cuernos, dando este nombre tan curioso a la ciudad.
Lugares emblemáticos de Chefchaouen
La medina es relativamente tranquila y pequeña. Lo recomendable es adentrarse en ella sin prisa y dejarse llevar por los sentidos. Nos sentiremos inundados de inmediato por nuevas sensaciones y olores. La gran variedad de colores de los diversos productos de las tiendas y bazares contrastan con el tono blanco azulado de las casas. Las voces y sonidos desconocidos irán guiando nuestros pasos hasta llegar a la plaza Uta el-Hammam, el corazón de la ciudad.
En la plaza podemos descansar, si queda algún hueco, a la sombra de la morera tomando algo en alguno de los muchos cafés o restaurantes que plagan la plaza. Está siempre llena de vida y es el punto de encuentro tanto de locales como foráneos. En esta misma plaza se encuentran laGran Mezquita octogonal, a la que solo pueden entrar musulmanes, y la Kasbah.
La Alcazaba fue construida por el fundador de la ciudad Moulay Ali ibn Rachid en 1471. Al atravesar sus puertas nos encontramos con los jardines de la Kasbah lleno de palmeras y que da acceso a las torres, desde las que hay una magnífica vista de la ciudad. La visita se completa con un museo etnográfico en el que encontraremos una modesta colección de armas antiguas, instrumentos textiles y fotos históricas de la ciudad; también podemos visitar una pequeña galería de arte.
La zona de compras es la Medina, en los alrededores de la plaza Uta el-Hamman. La afluencia de turistas, nacionales y extranjeros ha animado la industria local que se nutre de productos de la zona y de la mejor artesanía del país. Junto a la plaza se encuentra el centro artesanal. Hay que ir preparado para regatear.
Chefchaouen fue ciudad santa a la que no se permitía la entrada a cristianos y extranjeros. Con la entrada de las tropas españolas en 1920 se abrió al exterior aunque siempre con una mirada de desconfianza hacia el foráneo. En general la gente es amable y tiende a ayudarte cuando lo necesitas pero no hay que olvidar que en su mayoría son comerciantes y en ocasiones su amabilidad es puramente comercial. Aun así hablar con los lugareños es positivo y enriquece la experiencia del visitante con historias vividas en primera persona. La mayoría habla español por lo que es fácil mantener una conversación fluida.
Imagen: Carlos Bouza
Artesanía en Chefchaouen
En las tiendas y bazares encontramos una gran variedad de mobiliario como: puertas, mesas y otros muebles tallados y decorados. También se pueden ver obras muy atractivas realizadas sobre metal, madera y cuero. La cerámica típica de la zona es Oued Laud, de barro muy primitivo siendo más vistosa y de menor precio la cerámica de Safi y la de mejor diseño la de Fez, aunque más cara. Abundan los comercios de jabones y sustancias cosméticas para la piel y el cabello. Los más típicos son el Azmizcle, el Ghassoul, aceites y cremas de Nopal y Nigella y jabones de argán, de flores de lavanda, de aloe y de higos.
Costumbres en Chefchaouen
Los lunes o jueves se debe visitar la ciudad nueva en la parte baja para conocer el mercado donde la gente de la montaña ofrece sus productos con sus vestidos tradicionales.
Una escena que se repite cada mañana es el encuentro de las mujeres para lavar la ropa junto a la fuente de Ras-el-Mâa. El relajante sonido del agua contrasta con las animadas conversaciones de las mujeres mientras hacen la colada.
Una de las costumbres de los lugareños y recomendada al visitante es subir a la mezquita Jemaa Bouzafar para contemplar la puesta del sol. Indudablemente merece la pena hacer el camino.
Imagen: Carlos Bouza
Aprovecha y visita esta maravillosa ciudad con una escapada a medida para ti.
El pasado mes de junio nuestro colaborador y autor de este texto inauguró en Sevilla una exposición itinerante titulada «Checfchauen. La ciudad azul de Marruecos«. La muestra es una selección de treinta fotografías del libro con título homónimo a la exposición, visitará a lo largo de los próximos dos años varias ciudades españolas y portuguesas. Puedes acceder al calendario de exposiciones en la página del proyecto.
Texto: Carlos Bouza